Cuando se trata de auditar IATF 16949, existen tres tipos distintos de auditorías:

• Auditorías de productos
• Auditorías de procesos
• Auditorías del sistema
• Auditoría de producto

Las auditorías de productos a menudo reciben la menor cantidad de atención de los tres tipos de auditoría. Esto se debe a que muchos consideran que una auditoría de producto es una forma de mera inspección o una simple medición de las características de un producto. Si bien este tipo de auditoría puede parecer fácil de realizar, es un área de auditoría que no debe subestimarse, ya que proporciona información crítica que se utiliza en la definición de procesos y sistemas.

Auditoría de procesos.

Un sistema se compone de varios procesos. La auditoría de procesos se percibe comúnmente como una auditoría de estilo de “ingeniería” debido a su naturaleza altamente técnica. Al realizar este tipo de auditoría, uno llevaría el Análisis de efectos del modo de falla del proceso (PFMEA) y el plan de control al piso de producción y caminaría a través del proceso. Este tipo de auditoría es extremadamente importante, pero primero debe tener en cuenta las entradas del proceso.

Auditoría del sistema.

La auditoría del sistema a menudo se considera la más “prestigiosa” o la más importante. Se considera lo más parecido a una auditoría de la “gestión empresarial” de una organización. Por esta razón, muchas organizaciones tienden a enfocarse casi por completo en la planificación y auditoría del sistema en general, y se olvidan de mejorar dicho sistema en lo que se refiere a sus procesos y al producto físico.

El enfoque de auditoría en el “producto primero”.

Si ha intentado una y otra vez mejorar su sistema de gestión de la calidad con resultados menos que deseables, es posible que esté pensando incorrectamente en la jerarquía de auditoría. Dedicar demasiado tiempo a planificar y criticar el sistema en general sin tener en cuenta las características específicas del producto conduce a una auditoría y una mejora ineficaces, seguidas de un ROI insatisfactorio. ¿Por qué dedicar tiempo y esfuerzo a mejorar un sistema sin identificar primero problemas tangibles dentro del producto físico? La mejor manera de evitar cometer este error es hacerse continuamente la siguiente pregunta:

“¿Mi cliente experimenta directamente
el PRODUCTO, el PROCESO o el SISTEMA? “

Note el énfasis en la palabra “directamente”. Si su respuesta es que experimentan directamente el producto, entonces está en lo cierto. En Six Sigma hay una ecuación simple que se usa para explicar la relación entre variables:

Y = f (x)

En esta ecuación, Y (una salida) es una función de X (una entrada)

• Nunca se puede cambiar Y, simplemente se supervisa.
• Puedes controlar x, esta variable se puede manipular.

Usando el concepto anterior de Six Sigma, podemos asumir que cuando implementamos cambios en sistemas o procesos, el producto (Y) es una salida y una función del proceso (X) y del sistema (X). En otras palabras, puede manipular su sistema (X) o procesos (X) y monitorear cómo estos cambios afectan el producto. Sin embargo, cuando pensamos en este concepto en el contexto de la auditoría, es una buena práctica definir las auditorías de sus procesos y sistemas en forma de ingeniería inversa. Usando el enfoque de auditoría de producto primero, los problemas de calidad encontrados durante la auditoría de producto se convierten en entradas en las auditorías de proceso y sistema.

Al resaltar la importancia de la planificación de la auditoría con énfasis en el producto, podemos ver cómo el enfoque del producto primero es la única forma de mejorar verdaderamente el sistema en general. Cambiar el sistema o sus procesos sin considerar cómo afectará al producto, en el mejor de los casos sería un desperdicio y, lo que es peor, un potencial imprudente que podría dañar la experiencia del producto.